En la actualidad, los deberes que
desde el colegio se les manda a los niños están dando mucho que hablar. Como en
todos los aspectos de la vida, hay gente que está a favor de ellos o en contra,
sin embargo, ninguno de estos dos posicionamientos es del todo correcto. Hay
quienes piensan que con los deberes se ayuda a que los estudiantes recuerden la
lección trasmitida durante ese mismo día en clase, mientras que otros piensan
que el exceso de deberes no permite a los niños desarrollar su creatividad, y tener
el tiempo de ocio indispensable para su corta edad.
La cuestión no radica en dejar de
poner deberes, ningún extremismo termina por ser bueno, por lo que lo esencial
en esta situación sería controlar la cantidad de deberes que se ponen y la
importancia que estos tienen para la adquisición de nuevos conocimientos por
parte de los alumnos. Este exceso de
deberes se debe al problema de consenso y comunicación entre el equipo docente
de los centros escolares, generalmente, los niños no están tres horas realizando
una misma asignatura, sino que, esas tres horas de deberes se basan en la suma
de todos los ejercicios de cada una de ellas. Además, no se debe olvidar la
complejidad que en muchas ocasiones tienen esas tareas, muchos alumnos en el
aula puede que no hayan entendido bien la lección por diversos motivos, y a la
hora de hacer los deberes no saben realmente qué tienen que hacer, por lo que
acuden a sus padres en busca de ayuda. No obstante, la ayuda de las familias supone
un factor clave que delimita las oportunidades que se le presentarán al niño,
tanto en el presente como en un futuro.
¿Qué quiero decir con esto?
Es simple, en muchas ocasiones, y
por diversos motivos, las familias de los niños que vienen al colegio no han
tenido la oportunidad de estudiar lo suficiente, por lo que ayudar a sus hijos
se convierte en un problema, ya que la falta de conocimientos hace más compleja
la acción de ayudar, a pesar de los intentos de estos.
¿Cómo se podría solucionar este
problema?
Son varias las soluciones que
pueden aportar claridad a este grave problema. Desde el centro escolar tienen
que poner los medios suficientes para conseguir una mejor educación, que
suponga la adquisición de conocimientos nuevos mediante un sistema de interés
para ambas partes.
Los deberes pueden ser reducidos
por una pequeña búsqueda de información en el hogar, una vez terminada una
materia. Con esta información, los niños pueden contrastar lo aprendido en el
aula con lo adquirido por la web o por el uso de libros. Sin embargo, en ocasiones
puede que los niños no tengan la motivación necesaria para realizar este tipo
de actividades, por lo que se pueden fomentar con el uso de diversos
incentivos. Uno de ellos, y sobre todo con un punto de vista en la Educación
Infantil, puede ser, que, una vez realizada esa pequeña investigación, y
entregada a la profesora, esta expone cada trabajo de cada alumno, decidiendo
entre todos cual ha sido el mejor de ese temario.
La finalidad de este tipo de
actividades se basa en, evitar caer en la metodología tradicional en la que se
mandan deberes todos los días de todas las asignaturas, para pasar a un método
que conlleve el pensamiento crítico del alumno, así como vaya motivando de
manera paulatina a la adquisición de conocimientos en los que ellos mismos son
partícipes.
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